lunes, 28 de noviembre de 2016

¿Dónde están los desparecidos?



Este es un pequeño recuento de casos cuya investigación tuve la oportunidad de apoyar y documentar. La desaparición forzada de personas no es nada nuevo en Venezuela, pero con el paso del tiempo se han institucionalizado los mecanismos de impunidad.

Las OLP son, en mi opinión, la consolidación de la maquinaria de violación de derechos humanos; la legalización de los Grupos Exterminio y la degradación de la dignidad humana.

Todos los casos que narro y los documentados que adjunto tienen un factor común: hombres jóvenes y pobres. Cuando notas eso la mentira oficial se queda sin asidero.

Sólo tres casos

Oscar José Blanco Romero estaba en su casa en el estado Vargas cuando llegó un contingente del ejército, quienes irrumpieron en la humilde vivienda, disparando y rompiendo todo a su paso, sin importarle que estuvieran allí su esposa y sus hijos menores d edad. Los militares golpearon y esposaron y se lo llevaron detenido.

Era 21 de diciembre de 1999, el estado Vargas estaba devastado por la tragedia producto del deslave y el Presidente de la República ordenó al Ejército controlar el orden público ya que se reportaban saqueos a viviendas y comercios. Estaban incomunicados, había hambre y la improvisada respuesta del Estado era insuficiente.

Oscar José Blanco Romero fue entregado a la DISIP. Aún no ha aparecido.

El 28 de noviembre de 2005 la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado Venezolano por su desaparición forzada.

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Kervin Domínguez y Aníbal Hernández fueron detenidos y trasladados a la Zona 2 de las “Fuerzas Armadas Policiales del Estado Falcón”. Allí fueron torturados. Ante denuncias que otros reos hicieron a través de sus familiares, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público se presentaron en la sede policial y constataron que los detenidos no se encontraban allí.

El 6 de junio de 2003 –tres días después de su detención- sus cadáveres aparecieron maniatados, golpeados y envueltos en bolsas plásticas  enterrados en la arena en la vía de la población Maquigua de la Península de Paraguaná. El primero murió por sofocación y asfixia mecánica; y el segundo por sofocación, asfixia y estrangulación.

Los responsables fueron condenados en primera instancia. En alzada se anuló la sentencia.

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Henry Omar Sánchez Mendez fue detenido arbitrariamente el 17 de octubre de 2000 en Acarigua, por funcionarios de la Policía de Portuguesa, quienes aparentemente lo confundieron con un delincuente que estaban buscando.

El caso lo denunció otro funcionario que presenció la aprehensión, quien identificó a los responsables. El TSJ ha impedido que se haga justicia al desconocer el carácter de delito continuado de la desaparición forzada. Los responsables siguen libres.

Henry no ha aparecido.

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jueves, 24 de noviembre de 2016

¿Calle? ¡Sí!



Protestar
Exponer una persona de forma vehemente su queja, oposición o disconformidad por algo que considera injusto, inadecuado, ilegal, etc.


A falta de elecciones, los ciudadanos perciben que la forma de demostrar que la mayoría de los venezolanos no queremos que Nicolás Maduro y el chavismo sigan gobernando el país, es a través de manifestaciones masivas de calle; las marchas que tanto caminamos en 2002, acciones de calle que llamen la atención del gobierno y perturben su aparente comodidad. Gente en la calle que deslegitime el ejercicio del poder por parte de un sector político que de acuerdo a las encuestas más conservadoras, tiene un 75% de rechazo de la población.

Viendo en retrospectiva este año tan complicado, creo que esa visión reactiva es equivocada. El error ha sido precisamente ese: luego de la contundente victoria de los factores de oposición el 6 de diciembre de 2015, que consiguió con votos la mayoría absoluta de los curules de la Asamblea Nacional, la dirigencia opositora y los ciudadanos que mayoritariamente los elegimos, nos equivocamos. El rechazo al gobierno chavista de Nicolás Maduro quedó claro el 6D, esa confrontación la ganamos de calle, ya estaba totalmente zanjada la diatriba: la oposición es la nueva sólida mayoría del país que exige un cambio de gobierno.

El camino a emprender debió ser el del respaldo a la Asamblea Nacional, las manifestaciones masivas de calle deberían haberse enfocado y convocado para respaldar como ciudadanos las decisiones y leyes aprobadas por el parlamento. La primera manifestación masiva, contundente debió ser en respaldo a los cuatro Diputados electos por Amazonas. Todos los opositores debimos ir, apoyarlos, impedir el atropello, bloquear el abuso del gobierno por medio del Tribunal Supremo chavista y dejarles claro que no lo permitiríamos. No lo hicimos. No lo hicimos par defender la Ley de Amnistía  ni las otras leyes que se han aprobado. No respaldamos en la “calle calle calle”, masivamente y con contundencia la negativa de aprobar el Decreto de Emergencia Económica.

Frente al proceso de convocatoria al Referéndum Revocatorio ocurrió algo similar, las pocas manifestaciones convocadas fueron reactivas, no se ejerció presión ciudadana para obtener los resultados establecidos en la Ley, sino para responder a los abusos obstruccionistas del CNE. Una vez suspendido el Revocatorio, no tiene mucho sentido llorar sobre el agua derramada.

Es imposible volver sobre nuestros pasos y optar por una Asamblea Nacional menos confrontacional y más inclusiva y propositiva, ni podemos a estas alturas revertir las consecuencias del esbozo caudillista- mesiánico en que nos embarcamos. Tampoco podemos pretender que con una sola acción de calle, vamos a subsanar nuestra omisión política y ciudadana de verdadero respaldo al cambio que exigimos el 6D.

Lo que si podemos hacer es variar el enfoque. El proceso de mediación internacional, mal llamado “Mesa de Diálogo” ha surgido en un contexto de opacidad, errática política comunicacional, perversas intenciones divisionistas y tambaleante estrategia. Eso ha generado que se acentúe la incertidumbre política y social, abriendo espacios para las aventuras inefectivas y la radicalización de la arbitrariedad.

¿Cuál creo que es el antídoto?

Simplificar la agenda de la mediación internacional: nada puede hacer la oposición para mejorar el abastecimiento de alimentos y medicinas, o para liberar a los presos políticos, o para recuperar el Esequibo, mientras el gobierno esté en manos de Nicolás Maduro y el chavismo.

La agenda del “diálogo” debe convertirse en el objeto de lucha de los ciudadanos: el rescate del derecho al voto, que parte del reconocimiento y respeto absoluto a la Asamblea Nacional constitucional y legítimamente electa, a la mayoría calificada opositora y a las atribuciones que eso conlleva (selección del CNE y reversión de la inconstitucional selección de magistrados del TSJ, por ejemplo). La convocatoria inmediata a la recolección del 20% de manifestaciones de voluntad para llamar al Revocatorio y la publicación del cronograma electoral.

“El gobierno no va a cumplir”. No, no va a cumplir. Si seguimos en nuestras casas sin respaldar los avances y los acuerdos, el gobierno no va a cumplir. Si no respaldamos como ciudadanos las exigencias que haga la representación opositora en el proceso de mediación internacional, el gobierno no va a cumplir.

Si quienes se abrogan la marca registrada de los presos políticos defienden más su prisión que su libertad –tal como lo hicieron al no defender la Ley de Amnistía- el gobierno no cumplirá los acuerdos.

¿Calle? ¡Si! ¿Protesta? ¡Si! ¿Para qué? Para respaldar el cambio que exigimos el 6D. Para respaldar la exigencia de elecciones, para respaldar la exigencia de respeto a la Asamblea Nacional que nosotros elegimos.

No para decirle al gobierno que se vaya, para exigirle respeto.



viernes, 23 de septiembre de 2016

Resistir y oponerse es desafiar, no adaptarse.


No creo que haya símiles perfectos entre el pasado y el presente, pero definitivamente sí podemos usar ejemplos que nos permitan recordarnos que las estrategias de hoy vienen de experiencias pasadas y que con las salvedades de rigor, podemos prever resultados.

Todos por ejemplo conocemos en mayor o menor medida la hazaña de Bolívar en el “Paso de Los Andes”. Una avanzada militar muy simple: en las peores condiciones climáticas, con los llanos inundados, los andes congelados y un ejército compuesto casi en su totalidad por lanceros de los llanos que en su vida habían visto una cima, Bolívar decide emprender la liberación de Nueva Granada. No sólo el clima era un problema, también hubo adversidades políticas importantes: desde el Congreso se dijo que Bolívar no pidió autorización para la campaña sobre Nueva Granada, no todos los caudillos militares lo apoyaban, Páez lo dejó a la intemperie sin enviar las ayudas que se suponía iba a conseguir en Cúcuta. Aún así, el ejército Libertador avanzó, cruzó los Andes, llegó a Gámeza, donde ocurre el primer combate con fuerzas realistas en territorio neogranadino. Sólo en el trayecto murieron mil ochocientos soldados del ejército Libertador. Ganaron esa primera batalla.

Y ganaron porque la estrategia fue siempre hacer exactamente lo que el enemigo no esperaba que hicieran, sin importar lo difícil y arriesgado que fuera el plan, ese era el plan. Dos meses se avanzada con el agua al cuello y el fusil sobre la cabeza, o en temperatura bajo cero con poco más de una manta con que cubrirse, pero apegados al plan, defendiéndolo sin abandonar, con disciplina y convicción.

Cuando empezamos a votar, empezamos a ganar, porque hicimos lo que el gobierno esperaba que no hiciéramos: convertirnos en mayoría electoral. Todos los que le vendieron el fraude electoral y la abstención, simplemente lo pusieron a Usted a hacer lo que el gobierno quería: a no votar, a buscar alternativas antidemocráticas, a pulverizar el liderazgo opositor, a rogar por un militar (cómo si no hubiésemos tenido un militar de Presidente).

Yo sigo empeñada en conquistar los Andes de la democracia, apegada al plan electoral que es la herramienta que tenemos los ciudadanos, los civiles que construimos este país y lo trajimos a la modernidad, que las charreteras nos han arrebatado.

No me da la gana de ir contra el liderazgo opositor, porque eso es lo que quiere el gobierno. No renuncio a las elecciones porque es lo que quiere el gobierno que hagamos. Es el gobierno lo que quiero cambiar y por eso ni les creo ni me someto a sus mandatos.


Resistir y oponerse es desafiar, no adaptarse. 

ELQ

miércoles, 17 de agosto de 2016

Ciudadanos por cien días


Agarre un almanaque y ubíquese en el tiempo. Estamos en Agosto de 2016. Faltan menos de cuatro meses para que termine el año y el país se juega su supervivencia como Estado democrático en estos 100 días.

En estas casi dos décadas de chavismo, la dinámica ha sido oprimir a la disidencia para desaparecerla. Somos escuálidos, traidores, oligarcas, majunches, o simplemente no somos, no existimos. Todo con la idea de convencernos –en muchos casos con éxito- de que no podemos hacer nada contra el gobierno. Esa sensación de impotencia nos pone a pelear entre los opositores: ya que luchar contra el gobierno es inútil, emprendo una lucha entre mis pares, porque al menos ahí tengo chance de ganar.

Y eso hemos hecho durante años, ir contra nuestra dirigencia, mutilar nuestro liderazgo, desintegrar nuestras formas de organización. Hemos llegado a convalidar los ataques del gobierno contra nuestros líderes, sólo porque no es el líder que a mi me gusta, y ¿Qué tanto? Igual ese no iba a cambiar las cosas.

En paralelo, algunos líderes de oposición parecen tener algún tipo de tara psicológica- política: totalmente dados al autosabotaje, parecen esos imbéciles que describía Savater “quieren comer ajos y dar besos grandiosos”. Cuando se avanza en alguna estrategia, entonces ellos optan por ponerse al lado del camino y, sin concretar lo que se viene haciendo, se lanzan a una estrategia paralela que sólo nos debilita como oposición organizada, le quita poder a los ciudadanos y nos desorienta como movimiento. Esos líderes tienen que reaccionar o abrir su baraja porque su comportamiento no aporta.

Los ciudadanos debemos estar concientes de esta situación, ya tenemos años en la misma coreografía. Hemos escogido de manera contundente seguir la ruta del Referéndum Revocatorio porque el sacar adelante nuestro país pasa necesariamente por sacar al chavismo del gobierno. Por el Referéndum Revocatorio tomaremos Caracas el 1 de septiembre, para exigir el cronograma del proceso, para exigir la convocatoria a la recolección del 20% de voluntades y exigir nuestro derecho a cambiar el gobierno en paz y democracia.

Tenemos, nosotros, los ciudadanos, cien días para presionar por llevar adelante el Referéndum Revocatorio, ganarlo y convocar a elecciones. Para muchos, la meta es que durante la recolección del 20% de manifestaciones de voluntad, se pronuncien 8 millones de venezolanos y políticamente Nicolás Maduro y su gobierno chavista se sepan revocados. Es válido, pero para eso hay que materializar ese 20% sin dudas, de manera contundente.

Cien días. Los países no se acaban, pero si retroceden. Nos toca a todos, así como hemos resistido para frenar al chavismo, empezar a empujar para revocarlos del poder. Para eso, debemos empujar todos hacia el mismo lado.



viernes, 12 de agosto de 2016

Hacer lo necesario


Estudié en una escuela subsidiada, del programa Fe y Alegría y construida por la Asociación Civil para la Cirugía Plástica y Reconstructiva. Esta asociación tenía por objeto recaudar fondos para intervenir a niños que hubiesen padecido quemaduras extremas y requerían tratamiento prolongado para atenderse, sanar y crecer con condiciones físicas adecuadas. Su centro de operaciones era el J.M. de Los Ríos.

La idea de la escuelita es que los niños con necesidad de tratamiento pudieran recibirlo y a la vez ir a la escuela. Curarse y crecer a la vez. Para ello construyeron la escuela en El Junquito y buscaron por toda la zona niños con edad escolar y por allá en el año 87 arrancó el proyecto.

Mis compañeros de clase fueron pues vecinitos de la “hacienda” que a mitad de los 90 se volvió “urbanización”, y niños con 35, 50, 80% de su cuerpo arrasado por quemaduras de tercer grado que los mutilaron, los deformaron y los llevaron a ese paraíso en El Junquito a buscar ayuda y apoyo. De esto me di cuenta muchos años después; a mis cinco años yo iba a la escuela y mis compañeros de clases tenían nombres y ya, no tenían quemaduras, ni sillas de ruedas, ni muletas.

Recuerdo eso sí, con claridad, muy vívidamente, cuando a mis amigos los llevaban a la terapia, que consistía en forzar la elasticidad de la piel para devolverle movilidad a las articulaciones. Me explicaron cómo la piel quemada se muere, y hay que rasparla para que no pudra la piel sana. También cómo hay que usar apósitos y mallas para frenar la cicatriz, para que no se ponga dura la lesión y la piel se regenere “en orden”; luego la fisioterapia para estirarla.

Los niños de la escuelita no tendrían más de 12 años, y “los internos” como llamábamos a quienes vivían ahí para recibir tratamiento, estaban distribuidos por todos los grados de primaria. Niños que a su edad ya había sufrido el dolor del accidente que los lesionó y varios años de dolor de curas, terapias, operaciones, injertos de piel… Y ahí estaban, tempranito en la mañana, en aquel frío que te quebraba los labios, en aquella lluvia que no paraba nunca, esmerados en sus clases, en sus tareas, emocionados con el coro y la banda de guerra y los paseos a los museos. Habían sufrido lo que no he sufrido yo hasta ahora en estos treinta y tres años, pero seguían luchando, sin quejarse, sin cansarse, lejos de sus familia porque muchos eran del interior del país. Todos muy pobres, pero haciendo lo necesario.

Seguí en contacto con muchos de mis compañeros, con las limitaciones propias de haber crecido en la prehistoria sin Internet ni redes sociales. Muchos graduados, autosuficientes, libres. Sabían desde siempre que su futuro dependía de su disposición y lo lograron.



A mi país lo quemaron. Lo arrasaron y mutilaron. El proceso de sanar esas heridas es doloroso, intenso, prolongado. Hay que raspar la piel quemada para que no pudra la piel sana, y eso duele. Hay que trabajar muy duro para  que las cicatrices no endurezcan y no nos impidan movernos. Hay que hacer lo necesario para curarnos y seguir. Estoy segura que podemos. Y tener otra historia que contar.

miércoles, 6 de julio de 2016

El llegadero



El llegadero existe. Pero contrario a lo que muchos pensarían, el llegadero es ese punto de la historia donde algo o todo va a cambiar; no es un final sino un necesario comienzo porque la alineación de circunstancias que lo preceden son insostenibles.

El Venezuela el llegadero será ese punto donde la crisis social absorba todas las demás, porque la economía es inoperante y la política no ha dado soluciones a las demandas de la gente, que para nuestra desgracia se circunscriben a lo más elemental como alimentos y medicinas.

Concretar una solución política a la crisis que vive el país pasa necesariamente porque los venezolanos estemos vivos. Y sonará ridículo pero simplemente la situación económica nos está matando de hambre y de mengua. 

La oposición necesita, más que el gobierno, capitanear el barco al buen puerto del Referendum Revocatorio, que les permita fortalecerse como opción política y cambiar el gobierno a través de un mecanismo constitucional que le garantice gobernabilidad ante las duras medidas de recuperación económica que es indispensable tomar.

Lo escribí antes, a Maduro hay que obligarlo a gobernar. Es necesario tomar medidas para que los venezolanos no sigan pasando hambre, o muriendo en hospitales de guerra, en condiciones infrahumanas. En este momento la oposición tiene una posición ventajosa para presionar sobre asuntos puntuales que mejoren la calidad de vida de los venezolanos.

Medidas tendentes a mejorar el abastecimiento de comida, vía endeudamiento o refinanciamiento de deuda, y otras que permitan el ingreso de medicinas e insumos médicos donadas en el exterior, bajo una figura menos discordante que el canal humanitario, serían un alivio a la delicada situación que viven los venezolanos. Porque más allá de las estrategias políticas, hay seres humanos padeciendo esta grave situación.

Es indispensable que la dirigencia busque mecanismos para aliviar la crítica situación de los venezolanos. Si la meta es una solución política a la crisis, debemos trabajar en mitigar las terribles circunstancias que padecen los venezolanos y que amenazan con desviar el llegadero a territorios indeseables. 

ELQ

miércoles, 22 de junio de 2016

Del diálogo de Maduro, o préstame tu Asamblea pa´ir pa´ Choroní.



El gobierno se quedó sin dinero. Entre una pésima administración basada en el derroche y la inexistente rendición de cuentas, la corrupción más grande de nuestra historia, la aniquilación de la iniciativa privada y de las exportaciones no petroleras, Venezuela no tiene dinero para comer.

Producimos petróleo –el poco que producimos- para pagar deudas que contrajeron Chávez y Maduro para financiar la corrupción y la burbuja fiscal que los mantuvo en el poder. Y ahora resulta que no pueden endeudarse. Ningún prestamista le va a dar dinero al Gobierno, a sabiendas que esas acreencias son nulas al no contar con el aval de la Asamblea Nacional. Si señores, el “bloqueo financiero” del que hablan los chavistas no es más que la certeza de ilegalidad de cualquier contrato suscrito por el Gobierno, que no cuente con el aval de la Asamblea Nacional. Recuerdo claramente como decidieron anunciar la muerte de Hugo Chávez cuando los chinos les dijeron: te prestamos plata pero díganos quién es el Presidente. Rapidito montaron el funeral y de inmediato Jaua en un avión rumbo a China a cuadrar el cheque.
  
Sobre eso es que quiere hablar Maduro con Henry Ramos Allup, como Presidente de la Asamblea Nacional, ese es el centro del diálogo. Ofrece libertad de presos políticos como parte del negocio, quién sabe qué más ofrece, pero no a cambio del Revocatorio que saben indetenible, no. Lo que necesita Maduro es que Ramos Allup mueva los hilos para que la Asamblea Nacional lo deje endeudarse (más) para seguir oxigenando la cianótica revolución chavista y poder lanzarse a la campaña por el NO en el Revocatorio. Por eso el diálogo no incluye el Revocatorio, lo que negocian son las condiciones en las que el Gobierno quiere hacer campaña: yo dejo de obstruir el proceso y tu déjame financiar el desastre en el país y mi campaña, esa es la grosera oferta de Maduro.

Curiosamente, los que parecen más dispuestos al negocio de riesgo y ventura de financiar al chavismo son los gringos. Miren cuántas vueltas ha dado ese perro para echarse, ¿no?

No hay nada más riesgoso que ser un dirigente de un partido de oposición en este momento. Sobretodo uno que crea que puede suturar la yugular expuesta del gobierno sin salir salpicado de sangre. Hay que tener cuidado porque en este momento lanzarle cables al Gobierno seguramente no lo saque del foso, sino que arrastre a unos cuantos con él.


ELQ

martes, 24 de mayo de 2016

Si queremos cambio, debemos cambiar.

Voy a dejar claro esto desde el principio para que no haya duda, en mi opinión la única solución política a la situación que vive Venezuela es la convocatoria al Referéndum Revocatorio establecido como derecho político en la Constitución.

Venezuela es un país con una institucionalidad descalabrada, y no solo la institucionalidad pública: tampoco tenemos referentes institucionales en lo privado o en lo social; no hay acuerdos sobre liderazgo en ningún aspecto de la vida nacional, no hay acuerdos sobre vocerías, no tenemos voces a las qué acudir como referente en momentos coyunturales. Esto revela la necesidad de reconstruirnos como sociedad y el primer paso para ello tiene que ser un acuerdo político que surja de la opinión mayoritaria del pueblo.

El gobierno conoce a la perfección cuál es esa opinión mayoritaria y, como le es desfavorable, de pronto la democracia participativa y protagónica es un estorbo. La oposición también sabe que la mayoría de los venezolanos queremos revocar al gobierno de Maduro; pero la oposición no es un cuerpo homogéneo, hay intereses diversos muchas veces contrapuestos, y con diferencias importantes sobre cómo implementar un cambio de gobierno y administrar los sucesivos cambios que requiere el país. Para el gobierno es más fácil, son unos delincuentes amparados en la impunidad de sus cargos, el poder para ellos es lo único.

Con un gobierno atrincherado en instituciones altamente partidizadas, decidido a no gobernar sino a mantenerse en el poder, la estrategia de la oposición tiene que ser audaz, innovadora, disruptiva, como atinadamente alguien me apuntó. No podemos seguir haciendo lo mismo que no nos ha llevado a nada, es necesario aprovechar este momento político (que el gobierno está enfriando a sus anchas) para proponer estrategias que involucren a todos, que motiven, que presionen, aunque sean ejecutadas por sólo unos pocos.

Venezuela no está para eventos masivos, la opresión del hambre y la violencia aleja a los venezolanos de la calle de la protesta y lo confina a la acera de la cola, de la caminata por medicinas, del suelo del hospital con una vía reutilizada, a la jardinera frente a la morgue. El toque de queda impuesto por el hampa nos condiciona y la ausencia de servicios públicos de calidad que nos permitan vivir con dignidad en pleno siglo XXI nos ocupan más en la sobrevivencia, en la subsistencia, que en la militancia.

Los focos de protestas en mercados no van a parar, difícilmente van a escalar la crisis, y de ninguna manera van a representar un punto de quiebre para el cambio de gobierno.

Hay que ejercer presión para que el gobierno representado en el CNE convoque el Revocatorio; esa presión no es solo protesta y no debe reducirse a la protesta. La Asamblea Nacional tiene que ejercer las medidas de control político institucional que le competen para hacer cumplir la Constitución: tiene que solicitar reuniones de trabajo con el CNE para constatar el estado del proceso revocatorio, tiene que exigir respuestas desde su posición institucional. La AN puede informar (sin tener que lanzarse una gira mundial) al Cuerpo Diplomático los detalles de la situación y las respuestas de los controlados Poderes Públicos ante los reclamos ciudadanos.

Los partidos políticos de oposición, que ya no estoy segura si están agrupados en la MUD, deben hacer lo propio. Es el momento de la militancia activa, donde cada acción de protesta tenga un objetivo y esté detalladamente planificada y organizada. Hay que ser creativos y audaces, si usted se va a parar frente a un piquete de la GNB que no sea a sólo llevar gas, hay que planificar que se va a hacer cuando se llegue a ese punto. Si usted va a burlar el piquete de la PNB o simplemente quiere protestar y presionar sin que salgan los represores, siéntese, cálmese y organícese con su gente a pensar cómo va a tomar las sedes del CNE sin que haya violencia, ¡pero tómelas!, empapele esa vaina  con la copia de las firmas que ya entregamos y váyase antes que los gaseen y lo caigan a perdigones.

Creo que si escribo “los desnudos azules de la UCV” todos sabemos de qué estoy hablando. Si hablo de las Madres de la Plaza de Mayo (mas allá de lo que opine usted de la señora Bonafini) sabrá que eran señoras que como Videla tenía prohibido hacer concentraciones en la Plaza de Mayo, ellas para reclamar por sus muertos y desaparecidos, comenzaron a caminar en círculos alrededor de la Plaza. Si hablo de la Protesta de la Sal todos estamos de acuerdo que Gandhi no vivió toda la vida pasando hambre.

Y por último y no menos importante, hay que tender puentes. La oposición debe convocar abiertamente, sin prurito y sin rubor, a organizaciones de base del chavismo para discutir sobre el Revocatorio y sobre el destino del país. E insisto, abiertamente, organizada y planificadamente. Con respeto, con seriedad, con disposición a estar equivocados. Esa es la grieta del chavismo, y es por donde hay que insistir.

Hay que cambiar la estrategia porque el tiempo atenta contra todo buen plan.


ELQ





jueves, 28 de abril de 2016

No es lo mismo, ni es igual, pero casi


Los venezolanos fuimos la democracia más antigua del continente. El Pacto de Punto Fijo y la Constitución de 1961 sembraron en nosotros el espíritu democrático con el que se modernizó el país hasta convertirlo en destino apetecible para la inversión, el desarrollo, el turismo.

Sin embargo, la estructura de gobierno y de la administración pública se desgastó, exigía una renovación que se pusiera a tono con las exigencias del país y del mundo, requería la diversificación de nuestra economía, la inversión privada. Necesitábamos un gobierno que se modernizara a la par del país y que atendiera el rezago social que se fue creando en perjuicio de miles de venezolanos que se encontraban sumidos en la pobreza.

Ante esa coyuntura la clase política venezolana, heredera de la lucha por la democracia desde comienzos de siglo, no estuvo a la altura de las exigencias sociales. La gente pedía revisión y los cálculos políticos retrasaron los procesos de reforma del estado, mientras algunos egos se aprovecharon del desafortunado intento de golpe de estado del 4 de febrero de 1992, para colarse en el descontento y saldar deudas personales a cargo del futuro del país. Así como José Luzardo clavó en el bahareque la lanza con que mató a su hijo, los padres de la democracia venezolana la asesinaron.

En 24 años los venezolanos hemos padecido las crisis más profundas, alternadas por una ocasional bonanza petrolera sin precedentes. Esos difíciles contrastes que han impactado pavorosamente nuestra calidad de vida, no han mellado nuestra conciencia de democracia primogénita. Hemos resistido los embates de un gobierno autoritario y personalista sin que la oposición al gobierno haya dejado de serlo, sin que los ciudadanos hayamos sucumbido en nuestros reclamos de más y mejor democracia y muy significativamente: sin ceder a la tentación de combatir el autoritarismo con más autoritarismo.

Al igual que en los 80, el país reclama cambios, reformas profundas no sólo en la estructura del Estado sino también en esa clase política que nos gobierna y en aquella que aspira gobernarnos. El pueblo venezolano ha demostrado que esos cambios serán a través de los mecanismos que ofrece la Constitución, o no serán.

La paciencia del venezolano pone en cabeza de los líderes de la oposición la responsabilidad de contribuir a que los cambios políticos se lleven adelante de manera democrática, y que las posiciones de los partidos políticos trasciendan los personalismos y escuchen a su militancia, que en este momento no piensa en candidatos sino en soluciones. A los venezolanos no nos interesa –simplemente no nos interesa- el plan que cada uno de los líderes opositores ha diseñado para sí; apoyaremos las soluciones que nos involucren a todos y nos den la capacidad de decidir el destino de nuestro país.

El gobierno, el chavismo, tiene la oportunidad de oro de escuchar y entender también a su militancia, dar un paso a un lado y permitirse reinventarse, repensarse y avanzar. Aferrarse al poder por el poder mismo, no porque el poder lo sea todo, sino porque es lo único que les queda, sólo garantizará su extinción.


La historia es un espiral, decía alguien por allí y a mi me gusta esa idea. El país está en ese momento preciso en que el capullo o florece o se seca en la mata. Esperemos que esta vez no volvamos a equivocarnos. 

lunes, 4 de abril de 2016

La culpa no es de Maduro



Hace casi 3 años, más de 7 millones de venezolanos eligieron a Nicolás Maduro como Presidente de Venezuela, en uno de los procesos electorales más desiguales y abarrotados de ventajismo gubernamental de la historia; sólo superado por las elecciones presidenciales de octubre de 2012.

Nicolás Maduro no es un político inexperto. Nicolás Maduro no es un idiota que no sabe lo que hace. Pasó el equivalente a un pre y post grado al frente de la Cancillería venezolana y si bien su ausencia de carisma y de capital personal que lo distinga ha jugado en su contra, es también eso lo que lo excusa frente a eso que muchos llaman “chavismo descontento”. Ese chavismo que cree en el Socialismo del Siglo XXI y que también cree que Maduro es el responsable de la crisis. Él, y no el modelo chavista.

Se equivocan quienes creen que el proceso de cambio político venezolano implica la sola salida de Nicolás Maduro de la Presidencia. Eso no es suficiente. No es suficiente mientras la situación que para algunos es insostenible, para cinco millones de venezolanos sea “de regular a buena”.  Y esto no es más que el resultado de esa nada ingenua política opositora de no querer confrontar al chavismo con sus demonios, de esa dificultad operativa para decir “Chávez ha sido el peor presidente de nuestra historia” y explicar que eso es una verdad del tamaño de nuestro chamuscado Ávila; porque Chávez se aprovechó de su carisma y poder absoluto para condicionar los derechos civiles, las libertades públicas y la separación de poderes y esos son los cimientos de la democracia.

Chávez fue un pésimo presidente que robó y dejó robar, que fomentó y toleró el narcoestado, al amparo de sus afinidades ideológicas con los mayores narcotraficantes del continente: las FARC. Este desmadre que vivimos es simplemente el resultado de las pésimas políticas públicas implantadas a la sombra de una ideología comunista, amparadas hasta no hace nada en el derroche de petrodólares y predestinada por la conocida ineficacia de los inexpertos con poder.

Ahora, ¿por qué ningún político venezolano de oposición es capaz de decir esto? ¡Ninguno! La oposición le guarda más luto a Chávez que el propio chavismo. Ese temor a desmenuzar al chavismo como movimiento, como aquel que no cuestiona una religión, es un nivel superior de estupidez. Es el chavismo el que nos trajo a esta crisis y es el chavismo el que nos gobierna!

No basta con sacar a Maduro de la presidencia, esa es una concesión que el chavismo gobernante estaría dispuesto –con alivio de luto- a hacer. Hay que desmontar al chavismo corrupto, narcotraficante e ineficiente. No es posible que ante la falta de alternativas políticas en la oposición, se le ofrezca al ciudadano chavista un mejor chavismo, cuando el problema es que el chavismo no tiene lado bueno.


Los pactos que se desarrollan en sectores de la oposición (AD- VP-Causa R- UNT) para negociar una cohabitación con la cúpula del gobierno, están de espaldas al país. El chavismo ha destruido al país con su actitud delincuencial no admite rectificación. Es el momento de presionar como mayoría un cambio de gobierno, y no negociar como minoría la salida de Maduro. Nos gobierna el chavismo y el legado de Chávez, la culpa no es de Maduro.


viernes, 11 de marzo de 2016

Caos

En Venezuela no hay gobierno. El poder lo tiene una banda de forajidos, algunos son funcionarios públicos, otros delincuentes sin pedigree.

¡Caos, caos, caos! Es la palabra que define la Venezuela del Siglo XXI.

Nos rige el hampa, desde un ministerio o una cárcel o el Helicoide del SEBIN. El hampa institucionalizada.

Detienen un cargamento de droga: hay uno o varios militares involucrados. Desaparecen no sabemos cuántos mineros en el Estado Bolívar: están involucrados el SEBIN y los militares. Desvían alimentos subsidiados: hay ministros, militares y funcionarios públicos involucrados. Desfalcaron CADIVI, BCV, PDVSA: todo el gobierno está involucrado.

Tenemos un gobierno de delincuentes. Esa es la verdadera razón del hampa desbordada e impune que nos azota: El gobierno de delincuentes es el padre irresponsable de los linchamientos en una sociedad muy descompuesta. Ese gobierno delincuente es la fuente primera de la miseria que dejó a este país sin Larry Salinas.

El gobierno no quiere gobernar. Quiere el poder solo para seguir robando. 

Un gobierno arbitrario siempre tendrá en espejo en la oposición, siempre habrán promotores (que no practicantes) del radicalismo, que consideran combatir la arbitrariedad y el abuso con más arbitrariedad y más abuso. Aquellos que creen haber descubierto la fórmula para “activar” la violencia callejera y controlarla a su antojo; asumen tener la capacidad de dirigir la violencia en las calles, la “presión total” para salir del gobierno, pero no les gustan los votos porque no los tienen.

Defienden cualquier cosa que implique una cuota de poder, aún si eso pasa por ponerse de espaldas a la gente. Quieren el poder por el poder en sí mismo. No quieren cambiar el gobierno, quieren relevarlo en el abuso, en el arrase. El poder no lo es todo, es lo único, diría Mario Puzo.

Si para llegar al poder tienen que compartirlo, negociarlo y tasarlo con el gobierno, pues lo harán. El gobierno de delincuentes no puede traicionarlos, son superiores y eso basta.

Ante este panorama tan desolador, escribo en ese estado inanimado que prosigue al dolor intenso. Vuelvo a lo básico, a lo que sé y en lo que confío: somos los venezolanos quienes debemos despedir este gobierno y elegir uno nuevo. La decisión está en nuestras manos y no podemos renunciar al derecho que nos asiste de participar activamente en el cambio político que vivimos y decidir el camino, el rumbo y la meta.

No le temo a las negociaciones sino a los negociadores. El poder de cambiar las cosas está en mis manos: por eso yo firmo y voto para revocar este gobierno.

martes, 1 de marzo de 2016

¿A qué juega la MUD?

VP pide la renuncia. Maduro debe renunciar, dicen ellos. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española renunciar es “hacer dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o se puede tener.” Lo clave aquí es la voluntad del renunciante, que debe ser libre de coacción para que, como en cualquier otro caso, la renuncia tenga validez. Maduro no quiere renunciar, él es el Presidente en ejercicio, ¿para qué va a renunciar? Estar en la presidencia le proporciona inmunidad que para él es impunidad momentánea. No le importa la situación del país porque si fuese así ya habría hecho algo para subsanarla, además es evidente que tiene el suficiente poder para que hasta el momento, ninguno de los grupos en conflicto dentro del chavismo le haya retirado su apoyo. La renuncia es una farsa, una pantomima, un distractor.

AD se decanta por la enmienda, al igual que Causa R, porque es más expedita, porque está en manos de la Asamblea Nacional. Todo suena muy bien pero obvian un detalle: la implementación de la Enmienda no tiene carácter retroactivo, no puedes recortar un mandato en ejercicio mediante un Referendum Aprobatorio de una enmienda, porque la propia Constitución prevé que para eso el mecanismo es el Referendum Revocatorio. Además, es un principio constitucional fundamental el que los mandatos sean revocables (artículo 6 de la Constitución) pretender modificar el curso de un mandato constitucional vía enmienda, desnaturalizaría ese mecanismo ya que contravendría el principio de revocabilidad, alterando su estructura fundamental.

La enmienda para recortar el mandato presidencial es inconstitucional. Es mi opinión que no depende de un parcializado, politizado y mediocre Tribunal Supremo de Justicia. Imaginen que dirá ese órgano en caso de aprobarse la enmienda. Le enmienda es una farsa, una pérdida de tiempo, un mecanismo de desmovilización popular.

Aun así, la MUD ha dejado colar éstas como sus opciones para “salir urgentemente de Maduro”. Los líderes de algunos partidos actúan y declaran como si tuvieran información que nosotros, los venezolanos, desconocemos; y que es lo que les da a ellos un poder superior al que nosotros tenemos.

El único mecanismo constitucional que está en manos de los venezolanos y cuyo mandato absoluto es indiscutible, es descartado de plano por parte el algún sector de la dirigencia opositora: el Referéndum Revocatorio. Representantes de partidos como Causa R o AD incluso adelantan una campaña de miedo sobre la recolección de firmas, reedición de la lista Tascón, dificultad para movilizar al electorado. Es decir, el sumiso e inútil pueblo venezolano no podrá nunca por si mismo salir de Maduro. Eso es lo que nos dicen.

¿A qué juega entonces la MUD? Proponen “salidas” que a todas luces son inviables e inefectivas y retrasan mecanismos que movilicen a los ciudadanos y generen un ambiente favorable al cambio de gobierno con garantía de gobernabilidad. Por el contrario, parecen pretender orillarnos a una situación en la que las salidas constitucionales luzcan ineficaces, neutralizar la movilización popular y forzar acuerdos cerrados entre cúpulas que no rindan cuentas sobre las negociaciones clandestinas.

Desde fuera, parece que hay un acuerdo entre sectores de la oposición y el gobierno para que ese clamor inmediatista de otras épocas, se convierta en un apaciguamiento que permita a tirios y troyanos ganar el tiempo que necesitan para ajustar sus planes particulares.

Mientras tanto, los venezolanos vemos mermada nuestra ya precaria calidad de vida, se agota la comida, las medicinas y la paciencia. ¿Cómo piensan gobernar nuestro país los promotores del caos? Pareciera que “el sacrificable” es el pueblo venezolano. Si nos alzamos nos matan a tiros, si nos sometemos nos matan de hambre. 

El peligro comienza a rondar cuando eso deje de importarnos.

ELQ

jueves, 25 de febrero de 2016

La Unidad es un chantaje

Lo que sigue es una opinión. No manejo información privilegiada, no tengo primos en Fuerte Tiuna ni amigos vecinos de Ramos Allup. Tampoco milito en partido alguno ni participo de reuniones clandestinas con datos de interés. He vivido activamente el proceso político por el que transitamos los venezolanos desde hace al menos 17 años y me formo mi opinión por la información que manejamos todos. Lo he dicho desde hace tiempo y hoy lo mantengo: la Unidad opositora es un chantaje.

La MUD es una coalición de organizaciones políticas que se constituyó con la finalidad de articular esfuerzos para consolidar victorias electorales que nos permitieran hacer frente al abuso y arbitrariedad del gobierno chavista, transitando los canales democráticos previstos en la Constitución.

Partidos minoritarios de la MUD como Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo  o el no-partido Vente, han jugado a ser los niños malos de la unidad plegándose a conveniencia a los acuerdos y jugando fuera de la unidad cuando no se complacen sus caprichos. Así por ejemplo María Corina Machado apoyó candidaturas fuera de la MUD para las elecciones de 6D y con más cara que espalda estaba de primera en la tarima –je!_ celebrando el triunfo que torpedeó todo lo que pudo durante la campaña.

Merece especial mención la hipocresía unitaria de Voluntad Popular, cuyos representantes podían pasar horas sentados discutiendo y dilatando decisiones como el uso de la tarjeta única, las primarias, o la sola participación en las elecciones, luego de haber inventado el mamotreto antidemocrático y amorfo de La Salida, que no era más que mandar a la gente a generar en la calle un caos tal que Maduro renunciara o le dieran (los militares que gobiernan, obviamente) un golpe de estado. Ahora se hacen los locos y tiene diputados y candidato presidencial.

Finalmente se incorpora al grupo de los rebeldes Acción Democrática, partido que se ve renacido del poder que le da ser el segundo en número de diputados en la Asamblea Nacional recién electa y que decidió jugar duro y aliarse con Voluntad Popular, partido con el que las diferencias frente a La Salida y denuncias bidireccionales de corrupción habrían sembrado grandes brechas, para hacerse de la Presidencia del parlamento.

Paralelamente, Primero Justicia es el partido con mayor cantidad de diputados electos, y la víctima predilecta de la cayapa de los rompegrupos. Acuerdo unitario al que se llega, acuerdo en el que se unen todos contra PJ. La asombrosa respuesta del partido amarillo: Unidad. Y uno se pregunta ¿está sacrificando PJ sus aspiraciones particulares en beneficio del país? Pues si permite que quienes no quieren gobernar el país sean los que tomen las decisiones, creo que no; solo sufren el bullying.

Así las cosas, nos encontramos cerrando el conflictivo mes de febrero sin un acuerdo de la MUD sobre el mecanismo a seguir para cambiar al terrible gobierno de Maduro. Por el contrario vemos dos cosas: los cabeza de serie de los rompegrupo proponen soluciones inviables y de espaldas a los venezolanos mientras insinúan que están negociando la salida de Maduro. Obviamente no sabemos que negocian. Luego, vemos de nuevo la cayapa: todos contra Capriles y PJ que proponen el Referéndum Revocatorio, por ser el mecanismo a través del cual es la gente, los votos, el pueblo, el que decide revocar a Maduro el mandato que se le dio.

Entonces por un lado VP y AD y hasta la Causa R quieren hacer entrever que el mecanismo para salir del chavismo forma parte de la negociación, pero que si la unidad existe es para atacar a PJ y la propuesta de Henrique Capriles a favor del Revocatorio. Ahora parece que los promotores del “vete ya” “salida ya” “cambio urgente”, son los mas interesados en darle largas a la activación de un mecanismo constitucional que garantice el cambio democrático de gobierno.

No somos tontos. La jugada es bastante obvia. Si decide el pueblo no deciden las élites, se quedan sin con qué negociar. Forzar a PJ a romper la unidad (si, vaya! Sería precisamente PJ) a favor de la propuesta de revocatorio de Capriles, atentaría contra la masiva votación que se requiere para ganar el Revocatorio.

La unidad es un chantaje. Llegó la hora del deslinde.

jueves, 11 de febrero de 2016

El Referendum


Hay que cambiar de gobierno. El pueblo venezolano ha llegado a un acuerdo por caminos distintos, pero lo logramos. Luego de años de desmoronamiento institucional y social, estamos en un momento en el que la solución primera de nuestros problemas es asumir y terminar con la fuente de la crisis: el gobierno chavista de Nicolás Maduro.

Se nos plantea el cómo. Los lideres de la oposición, algunos con más coherencia que otros, han dicho siempre que la solución a la crisis debe ser constitucional, democrática y electoral. Sin imposiciones ni rutas cortas o expeditas que nos dejen en una situación peor que la que pretendemos enfrentar.

En mi opinión, ese mecanismo constitucional, democrático y electoral es sin duda el Referendum Revocatorio, establecido en la Constitución como la vía a través de la cual los venezolanos reprobamos el ejercicio del mandato que le fuera dado a un funcionario electo. Y es exactamente eso lo que está ocurriendo con el gobierno de Nicolás Maduro, simplemente no hizo la tarea y está raspado.

La crisis en nuestro país no tiene que ver con la duración del período presidencial, sino con un pésimo gobierno que no cumplió sus funciones, que ha puesto al país en la situación económica más comprometida que se tenga memoria y nos sometió a una crisis política y de alta conflictividad social que obstaculiza nuestro desarrollo como nación.

Y me quiero detener en este último punto. La crisis social que vivimos los venezolanos es más profunda que cualquier otra, hay mucha división que sanar, tenemos que ponernos de acuerdo en lo básico. Como sociedad tenemos que redescubrir la elemental distinción entre lo que es bueno y lo que es malo. Dejar de exaltar el malandraje y el pranato como modelo y avanzar a la civilidad, rescatando nuestros valores. 

Para lograr eso, es indispensable que los venezolanos nos manifestemos de manera contundente e indiscutible a favor de un cambio de modelo de gobierno. No basta una triquiñuela constitucional; no es suficiente para llegar a acuerdos y dejar claro que no queremos sobrevivir a este sistema, una tibia señal enviada a dos bandas a través de una modificación de la Constitución.

El mensaje debe ser claro y directo: no queremos más a Nicolás Maduro y su equipo, gobernando el país de la manera que lo están haciendo. El Referéndum Revocatorio, con todas las dificultades que plantee, será la voz de los venezolanos con la fuerza de sus votos diciéndole a Maduro y su gobierno que se vayan.

Obviamente el chavismo en 17 años se ha encargado de sembrar minas en cualquier ruta que represente su salida del poder. Pero el 6 de diciembre el pueblo venezolano de manera incuestionable puso en manos de la oposición el control del poder político que puede desactivarlas. La Asamblea Nacional debe discutir y aprobar una ley de referendos que despeje el camino hacia un proceso revocatorio transparente, garantista y confiable. Antes de abril puede aprobarse una Ley que regule y simplifique la convocatoria al Referendum Revocatorio, y elimine las trabas impuestas por el CNE a través de resoluciones y normativas. 

Los venezolanos demostramos que queremos cambio y que con nuestro compromiso con el país y con la democracia, podemos burlar el ventajismo a través de los votos. Ante la decisión de un pueblo no hubo chantaje, ni amedrentamiento, ni presión que pudiera manipular los resultados del 6D. Ahí esta nuestra fortaleza,  una Asamblea Nacional comprometida con su pueblo y la participación masiva de todos.

ELQ

miércoles, 10 de febrero de 2016

Histeria Patria Contemporánea (II)

Hugo Chávez sabía que iba a morir. Luchar contra una enfermedad como el cáncer requiere una entrega absoluta, metódica y conciente a la recuperación, al tratamiento. Y él no estaba dispuesto a eso; el chavismo es un sistema planetario que depende de la luz y el calor que Chávez emanaba. Decidió ganar las elecciones de 2012 e “invirtió” en ello no su vida, sino los recursos públicos que debieron utilizarse para que el país progresara. En 2012 fue la gala del populismo rentista más radical que hayamos conocido. Chávez ganó las elecciones en medio de ventajismo y delirium tremens de petrodólares. 

9) Tras el anuncio de la muerte de Chávez en 2013, precedido de abusos constitucionales al amparo del TSJ que permitieron a Nicolás Maduro ejercer funciones de Presidente desde Diciembre de 2012, la oposición en masa se apropia de la ruta electoral y en 30 días se cerró una brecha de casi 20 puntos porcentuales. En 2013, la diferencia electoral entre el PSUV y la MUD fue de 200 mil votos. 

De nuevo, el chavismo pierde popularidad vertiginosamente como en 2002 y ya no insinúa, amenaza con reprimir rotundamente cualquier manifestación callejera. La MUD representada por Henrique Capriles, suspende la marcha previamente anunciada y asume plenamente el costo político del descontento popular. 

10) Desde las elecciones de abril de 2013, el chavismo no ha hecho más que fomentar la crisis política. Su meta: el caos ante la caída de su popularidad; se dan cuenta que la democracia y las elecciones los ponen cada vez más en una posición poco ventajosa y le limita el margen de maniobra.

Diosdado Cabello fomenta desde el principio la conflictividad política, con uno de los espectáculos más dramáticos y oscuros de la historia de nuestro parlamento: Diputados chavistas golpean a María Corina Machado y a Julio Borges en un bochornoso espectáculo, bajo la mirada sonriente de Cabello.

11) En noviembre de 2013 se ordena el "DAKAZO" robar a la empresa privada para financiar el sensible déficit de importaciones. 

12) Luego de las elecciones de Alcaldes, donde la ruta electoral le da a la MUD victorias importantisimas, se declara la "guerra económica". Buscando aumentar la conflictividad, la Asamblea Nacional baja la santamaría y le otorga una amplia Ley habilitante a Maduro.

13) Iniciamos 2014 sin acceso de particulares a divisas, con profunda escasez y sin medidas económicas claras. La crisis asoma su rostro. Maduro agrava las sanciones de la Ley de Precios Justos, amplía el control de precios y las fiscalizaciones, y busca implementar un incompresible (incluso ahora) SICAD.

En febrero de 2014, caímos como unos idiotas de nuevo en el espiral de violencia creado, diseñado y fomentado por el gobierno. El llamado a #LaSalida en febrero de 2014 produjo 2 cosas: una excusa para el gobierno y la fractura en el liderazgo opositor. La oposición repite en 2014 el error de 11A (golpe) , del 2D (paro), febrero 2004 (guarimbas) ponemos los muertos y perdemos los votos. A diferencia de eventos anteriores, el liderazgo opositor consolidado con los votos resistió, no sin cicatrices, la nueva crisis.

En abril de 2014 la MUD acude al llamado a diálogo, una reunión en Miraflores q permitió, en cadena, cuestionar la historia oficial. Este evento aunque parezca irrelevante, generó una oleada de cuestionamientos sobre la realidad del país, las cifras maquilladas del gobierno, y ese país a veces ajeno que muestra VTV. 

El último semestre de 2014 constituyó un panorama de excesos del gobierno. Por su parte la MUD vive un proceso de reorganización a partir de la renuncia del hasta entonces Secretario Ejecutivo Ramón Guillermo Aveledo, quien cede a la presión de algunos grupos como parte del proceso de negociación interna de la oposición. Por cierto, es Aveledo el único que renuncia en 2014.

14) Finalmente, la MUD anuncia q van a elecciones parlamentarias en 2015, que realizará primarias para los circuitos donde no haya acuerdo y afina toda su maquinaria. Se inicia la campaña electoral con mejores perspectivas para la oposición en 17 años.

Desde el gobierno, todo 2015 se intentó a) Desmotivar el voto; b) Ilegalizar a la oposición; c) Comprar conciencias

En 2015 la oposición, no sin fracturas, logra acuerdos que nos llevaron a ganar contundentemente las elecciones del #6D

15) El 2016 arranca con la peor crisis económica de la historia. Qué hace el gobierno? su receta mágica: busca generar conflictividad. No falla!!!

LA ÑAPA: Fuimos minoría por 15 años, hoy no se justifica ceder a las trampas del gobierno. No fomentemos escenarios q oxigenen al poder.

ELQ

viernes, 5 de febrero de 2016

Histeria Patria Contemporánea (I)

El gobierno de Maduro luce absolutamente desconectado de la realidad social, económica y política del país. Esa es su estrategia. Durante años el chavismo ha fomentado la conflictividad política para justificar abusos y consolidar su hegemonía a través del control absoluto de los poderes públicos. 

Inducir a crisis con resultados inesperados siempre ha sido la movida del chavismo frente a sus bajas de popularidad y búsqueda de radicalización.

Lo que sigue es un hilo grueso de las experiencias acumuladas en 14 años de crisis.

1) Luego d la arbitraria aprobación de leyes vía habilitante en 2001, entre las más determinantes la confiscatoria Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, el chavismo impulsó la crisis q generó el 11A, el golpe y su reacomodo. El golpe de estado de abril de 2002 no tomó por sorpresa al chavismo, al contrario, conocían su desarrollo con tanta antelación que les dio tiempo de botar a toda PDVSA y caldear aún más los ánimos, y se prepararon armando civiles que dispararan contra la marcha opositora que caminó a Miraflores. El propio Chávez admitió que él fomentó la crisis política bajo la premisa de caer o salir fortalecido.

Después del 11A, se empieza a hablar de socialismo en Venezuela. Se acaba con la institucionalidad de PDVSA y de las FAN.

2) En 2003 se inicia el trámite del Revocatorio. Se recogen el número exigido de firmas, y el CNE considera que hay que recogerlas de nuevo, porque el proceso anterior no tenía validez. Se recogen firmas de nuevo, en los formatos generados por el CNE, y luego de ser revisadas exhaustivamente, son objetadas bajo la consigna de "firmas planas" y se ordena volver a recoger firmas de quienes ya habían firmado dos veces. Los obstáculos que se presentaron degeneraron en "las guarimbas" de febrero de 2004. 

Las guarimbas en 2004 fueron protestas concertadas por correos electrónicos y plataformas digitales, además de pequeños círculos de opinadores, fomentadas por estos personajes a sueldo, sin rostro y sin liderazgo. La represión de la Guardia Nacional fue desmedida. Heridos y muertos sin responsables.

3) La oposición fragmentada y sin liderazgo claro frente a la violencia callejera y la inminencia del proceso electoral, va a un Revocatorio en 2004, con serias dudas sobre el sistema electoral, falta de control en los centros de votación y escasa movilización. Pierde la oposición y Chávez convierte el Revocatorio en un Reafirmatorio de su mandato.

4) Luego de ganar el Revocatorio de 2004, Chávez  comienza la arremetida de expropiaciones no sólo de tierras sino también de empresas y unidades productivas. Además se apalancan en algo clave: fomentan dudas sobre el sistema electoral, el voto no es secreto, el escrutinio no es confiable. Cultivan la Teoría del Fraude Electoral y comienza la oposición a disgregarse en torno a la imposibilidad de ganar elecciones.

También fue determinante en 2004 la aprobación de la Ley de Responsabilidad en Radio y Televisión, o Ley RESORTE, que comienza el camino de la censura formal e institucionalizada a los medios de comunicación masivos.

Para las elecciones de regionales de 2004, celebradas a poco más de un mes del Referéndum Revocatorio, varios grupos llaman a la abstención bajo el alegato que el Sistema Electoral es manipulable y fraudulento. 

5) En 2005 TODA la oposición se abstiene en las elecciones parlamentarias. Se abre la caja de Pandora de nuestros males, una Asamblea Nacional totalmente controlada por el chavismo mina todos los Poderes Públicos y asumen el control absoluto del país. De 2005 a 2010, con el barril de petróleo en mas de 100$ y la oposición desmovilizada, el chavismo consolidó su hegemonía. En ese período se verifica el mayor robo a los recursos públicos de nuestra historia igual q la desinstitucionalización del país.

6) En 2011 Chávez enfermo, usa los recursos públicos para pagar una campaña electoral continuada q lo lleva a la victoria de 2012. Comienza en 2011 a generarse la incertidumbre sobre el destino político del país. La terrible opacidad sobre la salud de –nada menos que- el Presidente de la República socava la credibilidad económica del país.

7) Aún así, desde el año 2006  la oposición encausada en la vía electoral y en el debate democrático, avanza en la consolidación de una plataforma unitaria con fines electorales y programáticos que le permita enfrentar al chavismo.  Se constituye la Mesa de la Unidad Democrática.

8) Desde 2010, la MUD no ha hecho más que capitalizar el esfuerzo por bajar los niveles de confrontación política y ofrecer alternativas. Se avanzó en un proceso de primarias para la elección de candidatos presidenciales, regionales y municipales. Se acordaron mecanismos de selección por acuerdos políticos de algunos candidatos. Pero lo más trascendente: se definieron reglas de juego claras con un acuerdo considerable que permitieron avanzar en la construcción de una maquinaria política y electoral que supliera la fragilidad de los partidos políticos frente al poder.

No es casual que los años de menor conflictividad, si bien permitieron que el gobierno extremara en abusos y control de los poderes, también sirvieron de fecundo territorio a la consolidación de la oposición como alternativa política. Desde el poder es muy fácil capitalizar el caos y la conflictividad, dándole al abuso un matiz de legalidad. 

La oposición ha aprendido de sus errores y se le fueron cerrando los espacios al chavismo con el arma más poderosa que tenemos para combatirlo: la gente.

lunes, 1 de febrero de 2016

El tiempo

“Por eso, en casa el tiempo no acababa nunca, sabes. De pelea en pelea, casi sin comer. Y para colmo, la religión, ah, eso no te lo puedes imaginar. Cuando el maestro me consiguió un saxo que te hubiera muerto de risa si lo ves, entonces creo que me di cuenta en seguida. La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene nada que ver con… bueno, con nosotros.”

Julio Cortázar
El Perseguidor


No soy una persona especialmente religiosa, no se si el tiempo de Dios sea perfecto. De lo que si estoy clara es que la política lleva su ritmo, y que ese ritmo, ese tempo, depende de factores muy diversos, que nada se parecen a los deseos individuales de cada uno.

Recientes debates políticos que hemos presenciado nos hacen preguntarnos sobre que tan conectados con la realidad están y han estado ciertos liderazgos, en especial aquellos para los que el tiempo se acaba, aquellos que no pueden esperar. A mi ese “no podemos esperar más” se me parece más a un “no tengo ganas de trabajar y construir a mediano plazo una solución estable y coherente”. También ocurre que quienes “no pueden esperar” sienten desdén por la historia. Pareciera que viven en un eterno presente, no quieren volver la cara al pasado para aprender, ni quieren mirar al futuro para construirlo: lo quieren todo ¡YA! 

Venezuela ha sufrido en todas sus esferas un proceso de destrucción, de involución hacia el primitivismo más puro, desde hace al menos veinte años. El que los venezolanos, todos, estemos luchando por conseguir comida, por alimentar a nuestros hijos, por proveernos de medicinas hasta las más elementales, es una señal inequívoca de nuestro atraso como sociedad. Muchos parecen tener pena o miedo de asumirlo, pero los venezolanos hoy en día no tenemos suficiente para comer.

Los venezolanos, ustedes y yo, difícilmente cubrimos nuestras necesidades más elementales. Mientras en otros países vecinos, fronterizos para más señas, hablan de desarrollo tecnológico, productividad, crecimiento económico y calidad de vida, nosotros estamos discutiendo sobre abastecimiento de comida y de medicinas. No les de pena! Asúmanlo, somos un país sumamente primitivo y atrasado. 

Debatir asuntos vanguardistas sin solventar nuestras necesidades más primarias, no nos convierte en un país moderno. Nos convierte en unos acomplejados con la cabeza en Oslo y los pies en Caracas, sobreviviendo a la inseguridad, a los pranes, a la escasez de acetaminofén y al desabastecimiento de harina de maíz. Pero eso sí, interesados en el Iphone 6sPlus, peleando el cupo CADIVI y diciendo que no hay prioridades, que aquí hay que caminar y mascar chicle.

Les cuento que si a un bebé recién nacido, que lo que hace es comer, dormir y ensuciar pijamitas lo ponemos a mascar chicle, seguro se lo traga. Y si lo soltamos a que camine, se va a caer y se va a esmadrar la cabeza. Hay mucho bebé que alimentar y enseñar y sacar adelante, antes de que esté en capacidad de caminar o de hacer globitos de chicle. 

Les guste o no, hay debates prioritarios, hay cosas inmediatas que requieren mucho trabajo, mucho consenso, mucho debate. Yo también quiero vivir en un país de primer mundo donde el debate sobre la igualdad de género no parta de epítetos descalificadores y obsolescencia religiosa. Pero en la Asamblea Nacional sigue estando Pedro Carreño, por ejemplo. Venezuela aún no es ese país de primer mundo. En Venezuela no hay comida y los malandros están mejor armados que los policías.

Ocurre lo mismo con la necesidad de cambiar el gobierno. Las fórmulas mágicas inmediatas, las soluciones “alkaseltzer” efervescentes e instantáneas que nos han sido propuestas, olvidan un detallito que parece irrelevante: todas las soluciones constitucionales establecen procedimientos, trámites y tiempos y requieren de un acuerdo nacional, de todos los venezolanos. 

Aquí se habló de pedirle la renuncia al Presidente en 2014. No renunció y siguieron pidiéndole la renuncia como salida a la crisis. No renunció. Empezaron a recoger firmas para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, sin decir que proponían, sin explicar cómo se convoca, sin contar con la gente. No convocaron nada. Lo mismo pasó con la enmienda. Puro slogan publicitario, mucho backing para emitir declaraciones y muy poca gente.

Desde 2012 Henrique Capriles quiere cambiar el gobierno. Fue a elecciones contra el todopoderoso Chávez, perdió. Con 20 puntos de diferencia en contra, fue a elecciones contra Nicolás Maduro, cuando ningún otro quiso postularse, y perdió por un punto porcentual. Trazó su estrategia y dijo que había que construir una mayoría electoral que venciera el sistema ventajista y corrupto, y lo logró. Ahí están los resultados del 6 de diciembre de 2015. 

Recientemente, Capriles declaró que la negativa del gobierno de responsabilizarse y enfrentar la crisis, plantea la urgente necesidad de debatir con la gente cuál es el mecanismo para cambiar el gobierno. Sin recetas mágicas, sin soluciones instantáneas, hay que debatir con la gente, con los que votan, con los que van a trabajar para sacar el país adelante, con ellos, hay que construir el mecanismo para cambiar al gobierno.

No hay ruta corta. Eso no existe sin dejar a su breve paso un reguero de más muerte, más miseria y más que reconstruir. Nuestro país, nuestra sociedad, requiere acuerdos, requiere un plan de vuelo en el que todos estemos comprometidos y que neutralice a los radicales que nos han traído hasta aquí. Eso sólo se construye con inclusión, con debate, con respeto a las diferencias y con negociación.

Que los desesperados con agenda personal y sin conexión con la gente no nos saquen del tiempo.