El 25 de noviembre de 1820,
en Santa Ana de Trujillo, Bolívar y Morillo firman el Tratado de Armisticio y
Regularización de la Guerra
(el día 26). La guerra no había terminado, fue sólo un paréntesis. Constituyó
sin embargo una contundente victoria de la política y estrategia de Bolívar.
El Armisticio se firma en
San Ana de Trujillo, donde el 1813 el Libertador declara la Guerra a Muerte a España, a
consecuencia de la actitud innoble y sanguinaria de Monteverde. Y es allí, en
ese mismo lugar, donde Bolívar accede reunirse con Morillo y firmar esta pausa
a la guerra, firmar además el Tratado de Regularización que obliga a aplicar el
derecho de gentes a ambos ejércitos y el respeto a los prisioneros.
Sin embargo, la victoria
política está representada por la
primera línea del Armisticio: “Deseando
los Gobiernos de España y de Colombia transigir las discordias que existen
entre ambos pueblos…”. Por vez primera existe un reconocimiento de Colombia
como República independiente, ya no cómo traidores, insurrectos, sublevados. La
firma del tratado representó para Bolívar ser reconocido como Presidente. Hasta
el Armisticio, las expediciones Españolas en América no eran más que
“pacificadoras” e iban a sofocar “focos” de violencia.
A partir de ese momento,
noviembre de 1820, la metrópoli reconoce la existencia de la República de Colombia, a
su Presidente Simón Bolívar y necesariamente, la Constitución de
Angostura.
El cese de las hostilidades
duró poco; la Provincia
de Maracaibo se sublevó contra el mando realista que hasta ese momento la
sometía. Se retomaron los enfrentamientos que culminan con la definitiva victoria del
Ejército Libertador en Carabobo, el 24 de junio de 1821. El Armisticio, los
acuerdos entre bandos enemigos a muerte, la regularización de la guerra, abrió
paso para que se consolidara el dominio de los patriotas en todo el territorio
nacional y se obtuviese la victoria definitiva.
Las elecciones del 6D no
son Santa Ana, son Maracaibo en 1821. La
MUD , los acuerdos políticos entre los factores de oposición,
la lucha por forzar reglas de juego aceptables, el negociar acuerdos de
gobernabilidad y viabilidad de las elecciones con el CNE, el PSUV, el Polo
Patriótico, los empresarios, los campesinos, los estudiantes, en fin, con todos
los venezolanos, es esa la Santa Ana
de los demócratas de Venezuela.
Bolívar se abrazó ese 25 de
noviembre de 1820 con Morillo, con La
Torre , con Correa, todos Jefes realistas. Brindaron unos por
otros, intercambiaron ofrendas de buena voluntad. Todo en el contexto de la Guerra a Muerte, la
sangrienta Guerra de Independencia. Nadie se atrevería, antes o ahora, a
llamarlo traidor o colaboracionista.
Nos toca a todos sublevarnos
con el voto, ganar a la Democracia
y a la República
la mayor cantidad de regiones en la Asamblea Nacional
y así, con la confluencia de la mayoría de los venezolanos, promover los
cambios que nos encaminen al fin de este régimen opresor e inconstitucional.
ELQ