martes, 24 de mayo de 2016

Si queremos cambio, debemos cambiar.

Voy a dejar claro esto desde el principio para que no haya duda, en mi opinión la única solución política a la situación que vive Venezuela es la convocatoria al Referéndum Revocatorio establecido como derecho político en la Constitución.

Venezuela es un país con una institucionalidad descalabrada, y no solo la institucionalidad pública: tampoco tenemos referentes institucionales en lo privado o en lo social; no hay acuerdos sobre liderazgo en ningún aspecto de la vida nacional, no hay acuerdos sobre vocerías, no tenemos voces a las qué acudir como referente en momentos coyunturales. Esto revela la necesidad de reconstruirnos como sociedad y el primer paso para ello tiene que ser un acuerdo político que surja de la opinión mayoritaria del pueblo.

El gobierno conoce a la perfección cuál es esa opinión mayoritaria y, como le es desfavorable, de pronto la democracia participativa y protagónica es un estorbo. La oposición también sabe que la mayoría de los venezolanos queremos revocar al gobierno de Maduro; pero la oposición no es un cuerpo homogéneo, hay intereses diversos muchas veces contrapuestos, y con diferencias importantes sobre cómo implementar un cambio de gobierno y administrar los sucesivos cambios que requiere el país. Para el gobierno es más fácil, son unos delincuentes amparados en la impunidad de sus cargos, el poder para ellos es lo único.

Con un gobierno atrincherado en instituciones altamente partidizadas, decidido a no gobernar sino a mantenerse en el poder, la estrategia de la oposición tiene que ser audaz, innovadora, disruptiva, como atinadamente alguien me apuntó. No podemos seguir haciendo lo mismo que no nos ha llevado a nada, es necesario aprovechar este momento político (que el gobierno está enfriando a sus anchas) para proponer estrategias que involucren a todos, que motiven, que presionen, aunque sean ejecutadas por sólo unos pocos.

Venezuela no está para eventos masivos, la opresión del hambre y la violencia aleja a los venezolanos de la calle de la protesta y lo confina a la acera de la cola, de la caminata por medicinas, del suelo del hospital con una vía reutilizada, a la jardinera frente a la morgue. El toque de queda impuesto por el hampa nos condiciona y la ausencia de servicios públicos de calidad que nos permitan vivir con dignidad en pleno siglo XXI nos ocupan más en la sobrevivencia, en la subsistencia, que en la militancia.

Los focos de protestas en mercados no van a parar, difícilmente van a escalar la crisis, y de ninguna manera van a representar un punto de quiebre para el cambio de gobierno.

Hay que ejercer presión para que el gobierno representado en el CNE convoque el Revocatorio; esa presión no es solo protesta y no debe reducirse a la protesta. La Asamblea Nacional tiene que ejercer las medidas de control político institucional que le competen para hacer cumplir la Constitución: tiene que solicitar reuniones de trabajo con el CNE para constatar el estado del proceso revocatorio, tiene que exigir respuestas desde su posición institucional. La AN puede informar (sin tener que lanzarse una gira mundial) al Cuerpo Diplomático los detalles de la situación y las respuestas de los controlados Poderes Públicos ante los reclamos ciudadanos.

Los partidos políticos de oposición, que ya no estoy segura si están agrupados en la MUD, deben hacer lo propio. Es el momento de la militancia activa, donde cada acción de protesta tenga un objetivo y esté detalladamente planificada y organizada. Hay que ser creativos y audaces, si usted se va a parar frente a un piquete de la GNB que no sea a sólo llevar gas, hay que planificar que se va a hacer cuando se llegue a ese punto. Si usted va a burlar el piquete de la PNB o simplemente quiere protestar y presionar sin que salgan los represores, siéntese, cálmese y organícese con su gente a pensar cómo va a tomar las sedes del CNE sin que haya violencia, ¡pero tómelas!, empapele esa vaina  con la copia de las firmas que ya entregamos y váyase antes que los gaseen y lo caigan a perdigones.

Creo que si escribo “los desnudos azules de la UCV” todos sabemos de qué estoy hablando. Si hablo de las Madres de la Plaza de Mayo (mas allá de lo que opine usted de la señora Bonafini) sabrá que eran señoras que como Videla tenía prohibido hacer concentraciones en la Plaza de Mayo, ellas para reclamar por sus muertos y desaparecidos, comenzaron a caminar en círculos alrededor de la Plaza. Si hablo de la Protesta de la Sal todos estamos de acuerdo que Gandhi no vivió toda la vida pasando hambre.

Y por último y no menos importante, hay que tender puentes. La oposición debe convocar abiertamente, sin prurito y sin rubor, a organizaciones de base del chavismo para discutir sobre el Revocatorio y sobre el destino del país. E insisto, abiertamente, organizada y planificadamente. Con respeto, con seriedad, con disposición a estar equivocados. Esa es la grieta del chavismo, y es por donde hay que insistir.

Hay que cambiar la estrategia porque el tiempo atenta contra todo buen plan.


ELQ