Voy a dejar claro esto desde el principio para
que no haya duda, en mi opinión la única solución política a la situación que
vive Venezuela es la convocatoria al Referéndum Revocatorio establecido como
derecho político en la Constitución.
Venezuela es un país con una institucionalidad
descalabrada, y no solo la institucionalidad pública: tampoco tenemos
referentes institucionales en lo privado o en lo social; no hay acuerdos sobre
liderazgo en ningún aspecto de la vida nacional, no hay acuerdos sobre vocerías,
no tenemos voces a las qué acudir como referente en momentos coyunturales. Esto
revela la necesidad de reconstruirnos como sociedad y el primer paso para ello
tiene que ser un acuerdo político que surja de la opinión mayoritaria del
pueblo.
El gobierno conoce a la perfección cuál es esa
opinión mayoritaria y, como le es desfavorable, de pronto la democracia
participativa y protagónica es un estorbo. La oposición también sabe que la
mayoría de los venezolanos queremos revocar al gobierno de Maduro; pero la
oposición no es un cuerpo homogéneo, hay intereses diversos muchas veces
contrapuestos, y con diferencias importantes sobre cómo implementar un cambio
de gobierno y administrar los sucesivos cambios que requiere el país. Para el
gobierno es más fácil, son unos delincuentes amparados en la impunidad de sus
cargos, el poder para ellos es lo único.
Con un gobierno atrincherado en instituciones
altamente partidizadas, decidido a no gobernar sino a mantenerse en el poder,
la estrategia de la oposición tiene que ser audaz, innovadora, disruptiva, como
atinadamente alguien me apuntó. No podemos seguir haciendo lo mismo que no nos
ha llevado a nada, es necesario aprovechar este momento político (que el
gobierno está enfriando a sus anchas) para proponer estrategias que involucren
a todos, que motiven, que presionen, aunque sean ejecutadas por sólo unos
pocos.
Venezuela no está para eventos masivos, la
opresión del hambre y la violencia aleja a los venezolanos de la calle de la
protesta y lo confina a la acera de la cola, de la caminata por medicinas, del
suelo del hospital con una vía reutilizada, a la jardinera frente a la morgue. El
toque de queda impuesto por el hampa nos condiciona y la ausencia de servicios
públicos de calidad que nos permitan vivir con dignidad en pleno siglo XXI nos
ocupan más en la sobrevivencia, en la subsistencia, que en la militancia.
Los focos de protestas en mercados no van a
parar, difícilmente van a escalar la crisis, y de ninguna manera van a
representar un punto de quiebre para el cambio de gobierno.
Hay que ejercer presión para que el gobierno
representado en el CNE convoque el Revocatorio; esa presión no es solo protesta
y no debe reducirse a la protesta. La Asamblea Nacional tiene que ejercer las
medidas de control político institucional que le competen para hacer cumplir la
Constitución: tiene que solicitar reuniones de trabajo con el CNE para
constatar el estado del proceso revocatorio, tiene que exigir respuestas desde
su posición institucional. La AN puede informar (sin tener que lanzarse una
gira mundial) al Cuerpo Diplomático los detalles de la situación y las
respuestas de los controlados Poderes Públicos ante los reclamos ciudadanos.
Los partidos políticos de oposición, que ya no
estoy segura si están agrupados en la MUD, deben hacer lo propio. Es el momento
de la militancia activa, donde cada acción de protesta tenga un objetivo y esté
detalladamente planificada y organizada. Hay que ser creativos y audaces, si
usted se va a parar frente a un piquete de la GNB que no sea a sólo llevar gas,
hay que planificar que se va a hacer cuando se llegue a ese punto. Si usted va
a burlar el piquete de la PNB o simplemente quiere protestar y presionar sin
que salgan los represores, siéntese, cálmese y organícese con su gente a pensar
cómo va a tomar las sedes del CNE sin que haya violencia, ¡pero tómelas!,
empapele esa vaina con la copia de las
firmas que ya entregamos y váyase antes que los gaseen y lo caigan a
perdigones.
Creo que si escribo “los desnudos azules de la
UCV” todos sabemos de qué estoy hablando. Si hablo de las Madres de la Plaza de
Mayo (mas allá de lo que opine usted de la señora Bonafini) sabrá que eran
señoras que como Videla tenía prohibido hacer concentraciones en la Plaza de
Mayo, ellas para reclamar por sus muertos y desaparecidos, comenzaron a caminar
en círculos alrededor de la Plaza. Si hablo de la Protesta de la Sal todos estamos
de acuerdo que Gandhi no vivió toda la vida pasando hambre.
Y por último y no menos importante, hay que
tender puentes. La oposición debe convocar abiertamente, sin prurito y sin
rubor, a organizaciones de base del chavismo para discutir sobre el Revocatorio
y sobre el destino del país. E insisto, abiertamente, organizada y
planificadamente. Con respeto, con seriedad, con disposición a estar
equivocados. Esa es la grieta del chavismo, y es por donde hay que insistir.
Hay que cambiar la estrategia porque el tiempo
atenta contra todo buen plan.
ELQ