No creo que haya símiles perfectos entre el pasado y el presente, pero
definitivamente sí podemos usar ejemplos que nos permitan recordarnos que las
estrategias de hoy vienen de experiencias pasadas y que con las salvedades de
rigor, podemos prever resultados.
Todos por ejemplo conocemos en mayor o menor medida la hazaña de Bolívar en el “Paso de Los Andes”. Una avanzada militar muy
simple: en las peores condiciones climáticas, con los llanos inundados, los
andes congelados y un ejército compuesto casi en su totalidad por lanceros de
los llanos que en su vida habían visto una cima, Bolívar decide emprender la liberación de Nueva Granada. No sólo el clima era un problema,
también hubo adversidades políticas importantes: desde el Congreso se dijo que
Bolívar no pidió autorización para la campaña sobre Nueva Granada, no todos los
caudillos militares lo apoyaban, Páez lo dejó a la intemperie sin enviar las
ayudas que se suponía iba a conseguir en Cúcuta. Aún así, el ejército Libertador
avanzó, cruzó los Andes, llegó a Gámeza, donde ocurre el primer combate con
fuerzas realistas en territorio neogranadino. Sólo en el trayecto murieron mil
ochocientos soldados del ejército Libertador. Ganaron esa primera batalla.
Y ganaron porque la estrategia
fue siempre hacer exactamente lo que el enemigo no esperaba que hicieran, sin
importar lo difícil y arriesgado que fuera el plan, ese era el plan. Dos meses
se avanzada con el agua al cuello y el fusil sobre la cabeza, o en temperatura
bajo cero con poco más de una manta con que cubrirse, pero apegados al plan,
defendiéndolo sin abandonar, con disciplina y convicción.
Cuando empezamos a votar, empezamos a ganar,
porque hicimos lo que el gobierno esperaba que no hiciéramos: convertirnos en
mayoría electoral. Todos los que le vendieron el fraude electoral y la abstención,
simplemente lo pusieron a Usted a hacer lo que el gobierno quería: a no votar,
a buscar alternativas antidemocráticas, a pulverizar el liderazgo opositor, a
rogar por un militar (cómo si no hubiésemos tenido un militar de Presidente).
Yo sigo empeñada en conquistar los Andes de la
democracia, apegada al plan electoral que es la herramienta que tenemos los
ciudadanos, los civiles que construimos este país y lo trajimos a la modernidad, que las charreteras nos han arrebatado.
No me da la gana de ir contra el liderazgo
opositor, porque eso es lo que quiere el gobierno. No renuncio a las elecciones
porque es lo que quiere el gobierno que hagamos. Es el gobierno lo que quiero
cambiar y por eso ni les creo ni me someto a sus mandatos.
Resistir y oponerse es desafiar, no adaptarse.
ELQ