Agarre un almanaque y ubíquese en el tiempo. Estamos
en Agosto de 2016. Faltan menos de cuatro meses para que termine el año y el país
se juega su supervivencia como Estado democrático en estos 100 días.
En estas casi dos décadas de chavismo, la dinámica
ha sido oprimir a la disidencia para desaparecerla. Somos escuálidos,
traidores, oligarcas, majunches, o simplemente no somos, no existimos. Todo con
la idea de convencernos –en muchos casos con éxito- de que no podemos hacer
nada contra el gobierno. Esa sensación de impotencia nos pone a pelear entre
los opositores: ya que luchar contra el gobierno es inútil, emprendo una lucha
entre mis pares, porque al menos ahí tengo chance de ganar.
Y eso hemos hecho durante años, ir contra
nuestra dirigencia, mutilar nuestro liderazgo, desintegrar nuestras formas de
organización. Hemos llegado a convalidar los ataques del gobierno contra
nuestros líderes, sólo porque no es el líder que a mi me gusta, y ¿Qué tanto? Igual
ese no iba a cambiar las cosas.
En paralelo, algunos líderes de oposición
parecen tener algún tipo de tara psicológica- política: totalmente dados al
autosabotaje, parecen esos imbéciles que describía Savater “quieren comer ajos
y dar besos grandiosos”. Cuando se avanza en alguna estrategia, entonces ellos
optan por ponerse al lado del camino y, sin concretar lo que se viene haciendo,
se lanzan a una estrategia paralela que sólo nos debilita como oposición
organizada, le quita poder a los ciudadanos y nos desorienta como movimiento. Esos líderes tienen que reaccionar o abrir su baraja porque su comportamiento no aporta.
Los ciudadanos debemos estar concientes de esta
situación, ya tenemos años en la misma coreografía. Hemos escogido de manera
contundente seguir la ruta del Referéndum Revocatorio porque el sacar adelante
nuestro país pasa necesariamente por sacar al chavismo del gobierno. Por el
Referéndum Revocatorio tomaremos Caracas el 1 de septiembre, para exigir el
cronograma del proceso, para exigir la convocatoria a la recolección del 20% de
voluntades y exigir nuestro derecho a cambiar el gobierno en paz y democracia.
Tenemos, nosotros, los ciudadanos, cien días
para presionar por llevar adelante el Referéndum Revocatorio, ganarlo y
convocar a elecciones. Para muchos, la meta es que durante la recolección del 20%
de manifestaciones de voluntad, se pronuncien 8 millones de venezolanos y políticamente
Nicolás Maduro y su gobierno chavista se sepan revocados. Es válido, pero para
eso hay que materializar ese 20% sin dudas, de manera contundente.
Cien días. Los países no se acaban, pero si
retroceden. Nos toca a todos, así como hemos resistido para frenar al chavismo,
empezar a empujar para revocarlos del poder. Para eso, debemos empujar todos
hacia el mismo lado.